El periodismo al que me dedico, que es el escrito, de plumilla, de articulista y reportera, es un género literario como cualquier otro, equiparable a la poesía, a la ficción, al drama, al ensayo. Y puede alcanzar cotas de excelencia literaria tan altas como un libro de poemas o una novela.
Mas que toda su preparación académica, la habilidad de interesarse por las cosas, vivir cada hora de si día como periodista, estar atento a cada hecho importante que ocurra no sólo en la ciudad donde viva, sino también en el país y en el mundo. El periodismo se ejerce de tiempo completo.
Capacidad experimental, honestidad en la publicación de los resultados e inteligencia para interpretarlos
Ninguna otra publicación mía ha provocado un entusiasmo tan grande o tan violenta hostilidad.
La redacción de la historia es principalmente un proceso de diversión. La mayor parte de los relatos históricos distraen la atención de las secretas influencias que se hallan detrás de los grandes acontecimientos.
El liderazgo personal no consiste en una sola experiencia. No empieza y termina con la redacción de un enunciado de la misión personal. Se trata más bien de un proceso que consiste en mantener en mente la propia visión y los propios valores, y en organizar la vida para que sea congruente con las cosas más importantes.
Los periódicos y la televisión son susceptibles de campañas mediáticas cuidadosamente orquestadas. Los juicios no.
Escribir en los periódicos arruina el estilo
Después de la Segunda Guerra Mundial, no existía el periodista literario que trabajase para revistas populares o diarios. Si un periodista aspiraba al rango literario... Mejor que tuviese el sentido común y el valor de abandonar la prensa popular e intentar subir a primera división.
Nueva idea de pegatinas para liberales: Las revistas no matan, los musulmanes sí.
Nunca hubo ninguna chance de neoliberalismo aquí. Este es un país muy pobre y el Estado siempre tendrá un papel importante en la atenuación de diferencias sociales
Nuestro papel no es hablar al pueblo sobre nuestra visión del mundo, o intentar imponerla a él, sino dialogar con el sobre su visión y la nuestra. Tenemos que estar convencidos de que su visión del mundo, manifestada en las diversas formas de su acción, refleja su situación en el mundo en el que se constituye.