Conocer el pasado es una forma de liberarse de él porque sólo la verdad permite asentir o repudiar con total lucidez.
No existe ningún hombre que tenga el derecho de despreciar a los hombres.
Las personas vanas e indolentes afectan despreciar las letras; los hombres sencillos las admiran sin tocarlas, y los sabios las usan y las honran