Es una especie de obediencia muy agradable a los ojos de Dios no desear dispensas sin mucha necesidad.
La gente suele comentar que soy muy afortunado. La suerte sólo es importante en la medida en que tienes la oportunidad de venderte a ti mismo en el momento oportuno. Después de eso, tienes que tener talento y saber cómo usarlo
Camaradas, es preciso que nos preguntemos por qué se mantienen en el Poder gobiernos tan impopulares como los que padecemos, representantes de una minoría del país, en contra de la voluntad de la gran mayoría del pueblo. Y, naturalmente, tenemos que repetir que un Gobierno, por muy podrido que esté, no cae solo. Hay que empujarlo para que caiga, y empujarlo de manera que no pueda levantarse más.
Si hubiera sabido que los precios de las acciones iban a caer tan drásticamente, las habría vendido antes.
El mundo ha honrado en demasía a los críticos, y los ha tomado por hombres de mucho mayor empaque del que realmente tienen.
Por bien que uno hable, si habla en demasía acabará diciendo alguna necedad.
La alfabetización no es un juego de palabras, sino la conciencia reflexiva de la cultura, la reconstrucción crítica del mundo humano, la apertura de nuevos caminos, el proyecto histórico de un mundo común, el coraje de decir su palabra.
Disfruté de Pelé, de Maradona, y disfruto de Messi. Participar de comparaciones me parece que no tiene como objetivo engrandecer al elegido, sino empequeñecer al descartado. Los tres son admirables.
Siempre me recuerdo a mí mismo que lo que se observa es como mucho una combinación de probabilidades y resultados, no sólo resultados
Ganan más vendiendo un kilo de discos que uno de hachís. El disco no tiene riesgo, si viene la policía, como mucho hay que recoger y esperar 10 minutos. Los inmigrantes ya saben que España es un chollo. Pueden vender en la calle y no les pasará nada. Cada vez vienen más.
...: de sobra es conocida, en efecto, la falta de escrúpulos de todos los sectarios para componerse su propia apología a partir de su maestro.
Cuando estrechaba la mano del monárquico francés, sabíamos de sobra que ambos sentiríamos una gran satisfacción viendo ahorcado al otro socio (febrero de 1918).