Los grandes hombres rara vez son excesivamente escrupuloso en la disposición de su atuendo
Acabas de cenar, y no importa lo escrupuloso que esté escondido el matadero con la agraciada distancia de las millas, hay complicidad
Ser puritano, mojigato o predicador es malo. Ser las tres cosas a la vez me recuerda los peores excesos de la Revolución Francesa.
Con el deporte encaucé mi carácter. No me importaba sufrir ni qué cara ponía o el miedo al ridículo si al final ganaba. Puede que fuera una persona cargada de resentimientos pero, al menos, se me daba bien sacarles provecho
La falsa virtud que llamamos castidad es seguramente el más ridículo de todos los prejuicios.
Yo reconozco, amo y venero el canto a lo humano y el canto a lo divino, desde el punto de vista del texto literario y del punto de vista musical. Basta con conocer un verso a lo divino para conocer el espíritu fino, sabio y delicado del cantor chileno.
Como en la playa virgen dobla el viento, el leve junco verde que dibuja un delicado círculo en la arena, así en mí tu recuerdo.