En Arte ya no es necesario hacer una cuenta del pasado de sensaciones. Puede convertirse en la organización directa de sensaciones más evolucionadas. Se trata de una cuestión de producir nosotros mismos, no las cosas que nos esclavizan.
En la infancia de una nueva religión, los sabios e instruidos generalmente consideran que el asunto es demasiado poco importante para merecer su atención o mirada. Y cuando, después, de buena gana descubrirían la trampa para desengañar a la multitud engañada, el momento ha pasado y los documentos y testigos que podrían aclarar el asunto han desaparecido irremediablemente.