El desvanecimiento de los ideales es triste prueba de la derrota del esfuerzo humano.
Con desmayo se alaban las maldiciones.
El se desmayó delante de mi. No fueron las pastillas, fueron los hombres de gris.
El enfoque habitual de la ciencia de construir un modelo matemático no puede responder a la pregunta de por qué hay un universo que describir para el modelo. ¿Por qué el universo se toma la molestia de existir?
Los hombres se atan al cuello un pañuelo celeste o rojo, con lo cual se ahorran juiciosamente la molestia de inventar un programa.
Es un necio quien no puede enfadarse; pero es un sabio quien no se enfada, pues el enfado nada compone y sólo castiga al mismo que se enfada
¿Por qué me enfado cuando alguien me critica y me alegro cuando me alaba? Tanto las criticas como las alabanzas son meras palabras vacías, como un eco en una cueva.
Entre lo que deseamos vivir y el intrascendente ajetreo en que sucede la mayor parte de la vida, se abre una cuña en el alma que separa al hombre de la felicidad como al exiliado de su tierra.
Ellos viven en ciudades. Viven en el ajetreo de la rutina laboral, la locura de trasladarse al trabajo. La locura en el trabajo. La locura de volver del trabajo. El tráfico. La congestión. Están atrapados en eso. Yo me he librado.
Es achaque de gobiernos primerizos dejar la economía en manos expertas, porque al profano le parece difícil, y tomar en manos propias, no expertas, la política exterior, porque al profano le parece fácil.
En general, las mujeres hablan desdeñosamente de los hombres tímidos, pero en el fondo les gustan. Un poco de aturdimiento lisonjea su vanidad y se sienten más fuertes; es una especie de tributo que se les paga.