¡Estábamos bien! Unidos: mi madre, mis hermanos, mi padre... me pegaba pero... él mandaba. Era un hombre fuerte, alto, sólido, guerrero. Pero debo decir que años después cuando estaba en Nueva York, habría preferido un bofetón de mi padre a esa soledad
Por decir lo que pienso, sin pensar lo que digo mas de un beso me dieron y mas de un bofetón
La gente que ve un dibujo en The New Yorker piensa automáticamente que es chistoso porque es una caricatura. Si lo ve en un museo, piensa que es artístico; y si lo encuentra en una galleta de la suerte, piensa que es una predicción.
Hasta hoy, la literatura exaltó la inmovilidad pensativa, el éxtasis y el sueño. Nosotros queremos exaltar el movimiento agresivo, el insomnio febril, el paso ligero, el salto mortal, la bofetada y el puñetazo.