El mayor infortunio del hombre de letras no es quizá el hecho de ser víctima de las intrigas y la envidia de sus colegas y el verse despreciado por lo hombres poderosos, sino el verse juzgado por los necios.
Sólo el infortunio puede convertir un corazón de roca en un corazón humano.
Sin tener qué decir, pero profundamente destrozado, mi espíritu vacío llora su desventura de ser un soplo negro para las rosas blancas, de ser un agujero por donde se destruye la risa del amor, cuyos dos labios son la mujer y el hombre.
No hay extensión más grande que mi herida, lloro mi desventura y sus conjuntos y siento más tu muerte que mi vida
El último escalón de la mala suerte es el primero de la buena.
He tenido la fortuna de entrenar al equipo de mi vida, el Racing. Pero tuve la mala suerte de que pasó una paloma y se cagó precisamente en mi tejado.
Por los jóvenes hemos de estar dispuestos a soportar cualquier contratiempo y fatiga.
Ve en derechura al hecho, pausadamente, y aporta por anticipado las medidas que deben adoptarse para paliar cualquier contratiempo y reducir las consecuencias a su mínima expresión
Si pudiéramos embotellar tu mala fortuna tendríamos entre manos un arma de destrucción masiva.
Aquí, en fin, la cortesía, el buen trato, la verdad, la firmeza, la lealtad, el honor, la bizarría, el crédito, la opinión, la constancia, la paciencia, la humildad y la obediencia, fama, honor y vida son caudal de pobres soldados; que en buena o mala fortuna la milicia no es más que una religión de hombres honrados
Dios se sirve regularmente del infortunio como de un estribo para levantarnos.
La verdadera amistad es planta de lento crecimiento que debe sufrir y vencer los embates del infortunio antes de que sus frutos lleguen a completa madurez.
Yo creo que desde muy pequeño mi desdicha y mi dicha al mismo tiempo fue el no aceptar las cosas como dadas. A mí no me bastaba con que me dijeran que eso era una mesa, o que la palabra madre era la palabra madre y ahí se acaba todo. Al contrario, en el objeto mesa y en la palabra madre empezaba para mi un itinerario misterioso que a veces llegaba a franquear y en el que a veces me estrellaba.
La peor desdicha del trabajador es que el azar le depare el estar subordinado a un mal jefe.
La derrota cultural es la más abrumadora de las derrotas, la única que no olvidamos jamás, porque no podemos atribuirla ni a la propia desventura ni a la barbarie del adversario.
No hay extensión más grande que mi herida, lloro mi desventura y sus conjuntos y siento más tu muerte que mi vida
La felicidad, en el amor, es un estado anormal, capaz de dar inmediatamente al accidente en apariencia mas sencillo y que siempre puede suceder, una gravedad que nunca podría comportar por si mismo. Lo que nos hace tan felices es la presencia en el corazón de algo inestable, que nos las arreglamos para mantener perpetuamente y de lo que no nos damos cuenta mientras no esta desplazado.
La vida es un accidente controlado.
Ve en derechura al hecho, pausadamente, y aporta por anticipado las medidas que deben adoptarse para paliar cualquier contratiempo y reducir las consecuencias a su mínima expresión
Por los jóvenes hemos de estar dispuestos a soportar cualquier contratiempo y fatiga.
Aquí, en fin, la cortesía, el buen trato, la verdad, la firmeza, la lealtad, el honor, la bizarría, el crédito, la opinión, la constancia, la paciencia, la humildad y la obediencia, fama, honor y vida son caudal de pobres soldados; que en buena o mala fortuna la milicia no es más que una religión de hombres honrados
La mala fortuna de muchos filósofos me advierte de no intentar la definición de la belleza