Es feliz el que soñando, muere. desgraciado el que muera sin soñar
Vale más ser desgraciado y racional que feliz y falto de razón.
Lo que sí tiene trascendencia, y es esencial y específicamente humano, es el ámbito de lo afectivo. Pero el sexo no. Lo malo es que, en algún momento aciago de la humanidad, se cometió el trágico error de adjudicar a lo sexual un significado moral.
Es imposible, en nuestro desdichado globo, que los hombres viviendo en sociedad no estén divididos en dos clases, la una de opresores y la otra de oprimidos; y estas dos se subdividen en mil y esas mil tienen aún matices diferentes.
El hombre desdichado busca un consuelo en la amalgama de su pena con la pena de otro.
No voy a decir que lo repetiría, pero me vino bien. Me movía por inercia, no tuve ni un mes para pararme a reflexionar. Gracias al desafortunado incidente, llegué a mi casa y me planteé muchas cosas de mi vida.
¿Qué hay de más desesperante en la tierra que la imposibilidad en que se halla el hombre feliz de ser infortunado y el hombre bueno, de ser malvado?
No hay circunstancia, por infortunado que sea, de la cual una persona inteligente no saque alguna ventaja; y no hay circunstancia, por feliz que sea, que el necio no convierta en una desventaja...
Ni tu nombre ni el mío son gran cosa, sólo unas cuantas letras, un dibujo si los vemos escritos, un sonido si alguien pronuncia juntas esas letras. Por eso no comprendo muy bien lo que me pasa, por qué tiemblo o me asombro, por qué sonrío o me impaciento, por qué hago tonterías o me pongo tan triste si me salen al paso las letras de tu nombre.
Hay algo triste de verdad en un camerino vacío. Es como la ropa interior de la que se ha decidido prescindir, a la que se parece en varios aspectos. Ha visto mucha actividad. Puede que incluso haya presenciado excitación y toda la gama de las pasiones humanas. Y ahora no queda gran cosa aparte de un tenue olor.
Mi respeto y mi amor por la verdad me obligan a reconocer que la República española ha sido un fracaso trágico
El camino para Latinoamérica es buscar una alianza entre todos, en lugar de buscar acuerdos subregionales. En las condiciones actuales se debe establecer un acuerdo de toda Latinoamérica. Es trágico decirlo, pero nosotros no tomamos las cosas en serio, por eso cualquiera más grande quiere imponernos una solución.
La guerra no arregla nada... ganar una guerra es tan desastroso como perderla.
Las reglas construyen fortificaciones tras las cuales las mentes pequeñas crean satrapías. Algo peligroso en los mejores tiempos, es desastroso durante las crisis.