La alta alcurnia y las hazañas meritorias, si no van unidas a la riqueza, son tan inútiles como las algas marinas
No votaba, apenas pagaba algunos impuestos; no podía engreírme ni de los derechos del contribuyente, ni de los del elector, ni siquiera del humilde derecho a la honorabilidad que veinte años de obediencia confieren al empleado. Mi existencia comenzaba a asombrarme seriamente. ¿No sería todo una simple apariencia?
Fue un honor oír salir de la boca de Dre que le gustaba mi mierda. Mientras crecía, yo fui uno de sus mayores fans. Es el mejor productor de hip hop de la historia.
La conquista de esta ciudad hará mucho honor al señor Mariscal si la ganase a cuerpo descubierto, no con bombas y granadas, que sólo aterran a los cobardes.
Las quejas disminuyen el valor del sacrificio
Decidí que la vida racionalmente considerada parecía inútil y fútil, pero seguía siendo interesante de muchas maneras, incluyendo el estudio de la ciencia. ¿Por qué no llevarla a cabo, siguiendo el camino del hedonismo científico? Además, yo no tuve el valor para el más racional procedimiento del suicidio
Reinaba entonces en el ejército español un pundonor llevado hasta la más excesiva delicadeza y mi padre exageraba aún este exceso, cosa de que no puedo culparlo, pues el honor es, ciertamente, el alma y la vida de un militar.
La magnanimidad o grandeza de ánimo, según el nombre nos lo muestra, también consiste en cosas grandes.
Hagamos una guerra de virtudes si es posible, procurando cada cual superar al enemigo en honradez, buena fe, magnanimidad
Es básico mirar a los ojos y saber escuchar. He tenido la suerte de compartir escenario con actores que trabajan con la verdad, y la verdad tú la estás viendo a través de los ojos, ves todo lo que está pasando por el interior de esa persona, te está dando cosas, tú las estás recibiendo; y tú tienes que escuchar y que reaccionar en base a toda esa generosidad de emociones.
Procuraba que no pasara día sin hacer una buena acción, o acoger en su casa a una persona desgraciada o víctima de una injusticia. De su amor por el bien y de su generosidad se hubiera podido deducir que era rico en dinero y propiedades, cuando la realidad era que no poseía nada, salvo la casa de la derecha del callejón y un trozo de tierra en el campo.
Porque esa distinción entre temporal y poder espiritual es mera palabrarería
Me sorprenden las discrepancias en el mundo del periodismo sobre lo que realmente ocurre, porque hace a lo mejor cinco o diez años sí podía ser cierta esa visión de una arquitectura más conceptual, pero hoy en día esta distinción es totalmente irrelevante.