Un hombre en la tumba es un barco en el puerto
El patrón llevaba siempre encima una pistola cargada. A veces, sin motivo alguno, mientras todos trabajaban, disparaba a una gaviota o a alguna parte del barco porque sí, como medida disuasoria. Miraba a los sorprendidos pescadores y sonreía satisfecho. De ese modo quedaban todos macabramente avisados de que, si pasaba algo, les dispararía a ellos.
Cera y cáñamo unió (que no debiera), cien cañas, cuyo bárbaro ruido, demás ecos que unió cáñamo y cera alboque es duramente repetido; la selva se confunde, el mar se altera, rompe Tritón su caracol torcido, sordo huye el bajel a vela y remo; tal la música es de Polifemo.