Llamar a un Zodiac balsa inflable no es hacerle justicia. Un Zodiac tiene diseño. Tiene hidrodinámica. Está hecho para navegar. La parte inflable tiene forma de herradura; las puntas señalan hacia atrás y se adelgazan, adoptando forma cónica. El suelo de la embarcación está hecho de pesadas tablas entrecruzadas y en la popa hay un codaste que no deja entrar el agua y sostiene el motor.
El sol que estaba entonces en su punto más bajo del horizonte daba al agua una coloración purpúrea con destellos de oro en las crestas de las grandes olas adquiriendo tonos azules y verdosos en sus puntos más profundos. Parecía como si cada embarcación de pesca atrajese hacia sí sus propios botes mediante invisibles cadenas.
Estoy absolutamente cautivado por el ambiente de un naufragio. Un buque muerto es el hogar de una gran cantidad de vida: peces y plantas. La mezcla de la vida y la muerte es un misterio, incluso religioso. Existe la misma sensación de paz y el mismo estado de ánimo que el que sentimos al entrar en una catedral.
Cada cañón que se hace, cada buque de guerra que se echa al agua, cada cohete que se lanza significa, a fin de cuentas, que se está robando de los que tienen hambre y no son alimentados, de aquellos que tienen frío y no son vestidos