Hace unos años, pensé, nunca lo haré. Pero empecé a ir al médico para que me ayudase a bajar de peso.
No fuera menor; y en suma si no queréis sea mi pluma la azada de vuestra huesa, no me tengáis más en calma, que del cuerpo es quien os cura tan confesor, como el cura es el médico del alma.