La alegoría llega cuando describir la realidad ya no sirve. Los escritores y artistas trabajamos en las tinieblas, y como ciegos tanteamos la oscuridad.
Los sufrimientos serían menores entre los humanos si éstos dedicasen su fantasía con menos ahínco en evocar el recuerdo de males pretéritos, antes que en hacer soportable un presente anodino.
La monstruosidad fea y deformada de los extraterráqueos, es fantasía humana. ¡No existe!
La tradición incapacita y entorpece la mente de manera inevitable.
La belleza es una idea relativa, que depende de la tradición y de las costumbres, y sobre todo de los gustos personales, que el lector puede no compartir.