No me niegues que a veces, al despertar, quisieras refugiarte nuevamente debajo de mis manos, quedarte quietecita, apenas respirando, convertida en la misma huella de la noche.
Mordemos algunas masas y observamos sin mucho entusiasmo el tubo de dentífrico que nos han obsequiado; es como si Margarita me adivinara el pensamiento, porque, apenas nos miramos a los ojos, sonreímos.
He estado escribiendo canciones desde que tenía 12 años. tan pronto como cogí una guitarra y aprendí tres acordes escribí mi primera canción. Tocaria la guitarra durante cuatro horas seguidas cada noche hasta que mis dedos estuvieran sangrando. No podia dejarlo. tan pronto como descubri que escribir canciones es todo lo que queria hacer.
[...] al construir máquinas es a menudo de la mayor importancia extender hasta ellas ciertos atributos que no se encuentran en lo animales inferiores. Si el lector considera que esto es una extensión metafórica de nuestras personalidades humanas, está en su derecho, pero es necesario advertirle que las nuevas máquinas no dejarán de trabajar tan pronto como haya cesado la colaboración humana.
Los modelos matemáticos pueden adoptar muchas formas distintas. Dependiendo del sistema del que se trate y de las circunstancias específicas, un modelo matemático puede ser más conveniente que otros. (...) Una vez obtenido un modelo matemático de un sistema, se usan diversos recursos analíticos, así como computadoras, para estudiarlo y sintetizarlo.
Soñé contigo esta noche: te desfallecías de mil maneras Y murmurabas tantas cosas... Y yo, así como se saborea una fruta te besaba con toda la boca.
Chica yo no pretendo que te enamores solo portarme bien para meterme en el Eden y luego que no falten chicas que soben a este joven.
Trabajo con deleite y sin fatiga, y soy tan afortunado de desatinos que luego que pongo de letra de molde mis majaderías, me acarrean los ochavos a porrillo, y los pesos duros a mojicones, de modo que, en cuarenta y dos años que llevo ya a la cola de escritor de kalendarios y bobadas, he ganado más de novecientos mil reales.
El teatro debe divertir, noblemente, pero nada más que divertir. Pretender hacer de él una escuela de moral es corromper a la vez la moral y el arte.
Me gusta rodearme de mujeres atractivas y, dentro de ellas, prefiero la más atractiva; una mujer culta me puede servir para que me dé clases de filosofía medieval, pero nada más
El hombre se emancipa del mismo instinto enseguida que empieza a gustar lo difícil.
A la mayoría de las gentes prefiero darles la razón en seguida que escucharlas.
Por hermoso y gallardo que seáis, si una mujer os rechaza, no deduzcáis inmediatamente que ella posea una castidad inviolable; no se podría asegurar que el mozo de muletas deje de tener mayor suerte.
No nos es posible tener un ensueño de felicidad, sin imaginarnos inmediatamente que flotamos con seres queridos en una barca que surca las aguas impelida por remos que se sumergen acompasadamente.
Ningún texto musical es swing. No se puede escribir swing, y que el swing es lo que sacude al auditor y no hay swing en tanto que la nota no ha sonado. El swing es un fluido y aunque una orquesta haya tocado un trozo catorce veces, puede ocurrir que sólo lo swinguice a la décima quinta vez.
El capital se volverá redundante, o sea, está por dejar de ser un recurso. El capital es importante en tanto factor de producción, pero no es más un factor de control.
Gracias le doy a la Virgen, gracias le doy al Señor, porque entre tanto rigor y habiendo perdido tanto, no perdí mi amor al canto ni mi voz como cantor.
Y entre tanto que tengo, no encuentro razón suficiente para olvidarme de ti.
Él no quería ir al médico. No noto nada. No me duele nada. Y entretanto los ganglios linfáticos ya tenían el tamaño de un huevo de gallina. Le metí a la fuerza en un coche y lo llevé a la clínica. Lo mandaron al oncólogo. Un médico lo examinó, llamó a otro. Mira, otro de Chernóbil. Y ya no lo dejaron marchar.
Y qué bueno hubiera sido encontrarnos algún día para entregarnos cuentas de lo andado, para mirarnos a los ojos por lo menos una vez más en la vida, y arrancarnos -¿quién sabe?- las flores que entretanto nos hubieran crecido para el otro en el propio corazón.
Si uno se sabe de memoria las trescientas piezas del cancionero, pero cuando se le encargan las funciones de gobierno no es capaz de desempeñar (el puesto), o mandado en calidad de enviado al extranjero no se sabe contestar por sí mismo, ¿de qué sirve tanta erudición?
Cuanto más vulgar e ignorante es el hombre, menos enigmático le parece el mundo; todo lo que existe y tal como existe le parece que se explica por sí solo, porque su inteligencia no ha rebasado aún la misión primitiva de servir a la voluntad en calidad de mediadora de motivos