La primera pequeña mentira que se contó en nombre de la verdad, la primera pequeña injusticia que se cometió en nombre de la justicia, la primera minúscula inmoralidad en nombre de la moral, siempre significarán el seguro camino del fin.
Si los espectáculos cultos ponen ante mis ojos un mundo de inmoralidad y una exuberancia de lujo que ciega mis ojos al tocar al corazón, hoy tengo derecho a mis corridas de toros.
El ataque irracionalmente sistemático, la permanente descalificación de las personas y de cualquier tipo de solución con que se trata de enfocar los problemas del país, no son un arma legítima porque, precisamente, pueden desorientar a la opinión pública en que se apoya el propio sistema democrático de convivencia.
La solución gubernamental a un problema es normalmente tan mala como el mismo problema
El desvanecimiento de los ideales es triste prueba de la derrota del esfuerzo humano.
Pensamiento y estudio son igualmente necesarios para la felicidad de un país y para la vida de una ciudad. En el primero previenen las inquietantes sensaciones de indolencia y permiten el placer sublime de crear para la belleza; en la segunda, hacen que la disipación no sea objeto de necesidad y, consecuentemente, de interés.
Virtud y sabor son casi lo mismo, porque la virtud es poco más que un gusto activo y el más delicado afecto de cada uno se combina en el amor verdadero. ¿Cómo es posible entonces que busquemos amor en las grandes ciudades, donde el egoísmo, la disipación y la insinceridad ocupan el lugar de la ternura, la sencillez y la verdad?
La verdadera cuestión española [es que] el Estado carece de autoridad positiva para hacer frente a las fuerzas de la disgregación
La desintegración es algo que le sucede a todas las cosas. Cuando se desploma un caballo, una persona o un adversario, se desmoronan del ritmo del tiempo.
La causa esencial de la conquista romana de Grecia fue la desintegración de la civilización griega desde el interior. Ninguna nación grande jamás ha sido conquistada sin antes haberse destruido a sí misma.
¿Por qué habría de parecernos que contemplar como unos codiciosos empresarios salen enriquecidos del derrumbamiento de un Estado autoritario es mucho mejor que el propio autoritarismo?
Uno no puede asegurarse contra el derrumbamiento de su existencia.
¿No es verdad que es mas honroso predicar la rigidez de Esparta que la libre disipación de Babilonia?
Aquí estoy una vez más en esta escena de la disipación y el vicio, y ya empiezo a encontrar mi moral dañada.
Pensamiento y estudio son igualmente necesarios para la felicidad de un país y para la vida de una ciudad. En el primero previenen las inquietantes sensaciones de indolencia y permiten el placer sublime de crear para la belleza; en la segunda, hacen que la disipación no sea objeto de necesidad y, consecuentemente, de interés.
Aquí estoy una vez más en esta escena de la disipación y el vicio, y ya empiezo a encontrar mi moral dañada.