Romper con una tradición (...) que ha permitido a España resolver un famoso 23 de febrero y tantas cosas de elementos de estabilidad en estos años, ciertamente de transiciones difíciles, es desvariar
Yo había comprendido hace muchos años que no hay cosa en el mundo que no sea germen de un Infierno posible; un rostro, una palabra, una brújula, un aviso de cigarrillos, podrían enloquecer a una persona, si ésta no lograra olvidarlos
Cuando Dios quiere enloquecer a alguien, satisface todos sus deseos
Me dijeron que tenía que mirar de cierta manera, sonar de cierta manera, moverme una determinada manera y todo lo que quería hacer era cantar. No podía entender por qué esto era un problema.
Lo grotesco triste tiene para mí un encanto inaudito; corresponde a las necesidades íntimas de mi naturaleza, que es bufonescamente amarga. No me hace reír sino soñar largamente.
Ningún ser humano, ninguna mujer, ningún poema, música o pintura pueden sustituir al alcohol en el poder que le da al hombre para ilusionarse con una creación auténtica
Amar significa viajar, correr con el corazón hacia el objeto amado. Amar a Dios es, por tanto, viajar con el corazón hacia Dios
Mis viajes más bellos, los más dulces, los he hecho al calor del hogar, con los pies en la ceniza caliente y los codos reposando en los brazos desgastados del sillón de mi abuela [...]. ¿Por qué viajar si no se está obligado a ello? [...]. Es que no se trata tanto de viajar como de partir; ¿quién de nosotros no tiene algún dolor que distraer o algún yugo que sacudir?