Yo quería probar que los seres humanos son capaces de algo más grande que la guerra, el prejuicio y el odio. Quería lograr que la ciencia considerara todos los problemas que los no científicos han manejado: la religión, la poesía, los valores, la filosofía, el arte. Seguí con ellos intentando comprender a la gente grande, a los mejores especímenes de la humanidad que pudiera encontrar.
La guerra, como la mujer, sirve para probar a los hombres
El EP me parece más honesto; es como dar a catar el disco
Vivir por vivir, para gozar ásperamente, profundamente de todo aquello que ofrece la vida, para saborear hasta la última gota la copa de delicias y sorpresas que la vida tiende a quien toma conciencia de su propio ser.
Para saborear todo cuanto ofrece de delicioso un paseo por la orilla del arroyo, es preciso que el derecho de la pereza haya sido vencido con el trabajo y que el espíritu cansado tenga necesidad de adquirir nuevo aliento contemplando la naturaleza.
Para mí fue un suceso afortunado que el mercado de arte decidiera dejarme de lado, así pude trabajar a mi aire durante quince años. Tuve el privilegio de gozar de mi propia intimidad.
Eres una chica piadosa. Tal vez esa ésas la causa por la que pareces gozar de una paz interior tan grande. Tan grande que me da miedo...
Lo que aprendí observando estas cinchadas es que el equipo que sólo intenta ganar generalmente no lo consigue, mientras que el que interviene para disfrutar del juego sin preocuparse mucho en ganar o perder frecuentemente emerge victorioso. Esta observación es tan válida para un combate de karate como para una cinchada.
Yo no soy un político, soy un músico. Me preocupo por dar a las personas un lugar donde puedan ir a disfrutar y comenzar a vivir de nuevo.
Pero el hombre que goza comparándose a sí mismo con otros hombres, sólo puede saborear lo que puede destacarlo sobre los demás.
Para saborear todo cuanto ofrece de delicioso un paseo por la orilla del arroyo, es preciso que el derecho de la pereza haya sido vencido con el trabajo y que el espíritu cansado tenga necesidad de adquirir nuevo aliento contemplando la naturaleza.
Nunca me he sentido más viva que cuando he visto a mis hijos deleitarse con algo; nunca más viva que cuando he visto a un gran artista hacer su arte; y nunca tan rica como cuando he conseguido un gran cheque para combatir el SIDA.
Porque deleitarse es algo anímico, y para cada uno es placentero aquello de lo que se dice aficionado.
Dame tú ahora la cabra y el vaso para ordeñarla y libar a las Musas. Adiós mil veces, musas, adiós. En honor vuestro cantaré yo otro día también con más dulzura.