Cierta aristocracia, educada desde la infancia para considerar su nombre como una ventaja interior que nada puede quitarle, sabe que puede evitarse -pues nada le añadirían- los esfuerzos que sin resultado posterior apreciable hacen tantos burgueses por profesar sólo opiniones bien consideradas y frecuentar sólo a personas bienpensantes
Tú me llamas La Rosa, dice la Rosa, mas si supieses mi verdadero nombre me deshojaría de inmediato.
Que otra cosa fue, en concepto de los hombre imparciales del país y en opinión del universo entero, sino un furioso brote comunista largamente planeado desde lejanas capitales marxistas y para cuya ejecución vinieron al país revolucionarios extranjeros de universal nombradía
Quítate el cartel y apuesto a que antes de seis meses... ¿Qué cartel? Ese que llevas en la cara: Soy viuda para siempre, no existo para la vida y para el casamiento. Decídete, vuelve a reír, a ser igual a todo el mundo y te juro que en menos de seis meses...
Yo estaba soñando... Y hay en todas las conciencias un cartel amarillo: En este país está prohibido soñar.
La acción de entender consiste en que la formalidad o concepto de la cosa conocida se encuentre en el cognoscente; en cambio, el acto de la voluntad se perfecciona por el movimiento hacia la cosa tal como es en sí
No busco el concepto de nadie, sino el de mi propia conciencia, que al fin es con la que vivo en todos los instantes y no quiero que me remuerda.
Reinaba entonces en el ejército español un pundonor llevado hasta la más excesiva delicadeza y mi padre exageraba aún este exceso, cosa de que no puedo culparlo, pues el honor es, ciertamente, el alma y la vida de un militar.
Hacemos énfasis en la importancia de las operaciones de martirio contra el enemigo, estos ataques de los que tienen miedo como nunca antes los estadounidenses y los israelíes.
Era como si le prestaran dinero a alguien que se proponía alquilarle una propiedad a Rockefeller. Que la casa tuviera agujeros en el techo no tenía importancia alguna, si Rockefeller consentía en alquilarla, con eso le bastaba al prestamista.
Algunos de los momentos más emocionantes de mi vida los he vivido con el fútbol. Tiene un elemento de representación que le emparenta con el teatro y el cine; y la solidaridad y el empeño común que tiene el juego es un trasunto beneficioso y pacífico de las batallas. Si no existiera el fútbol probablemente habría más peleas.
La belleza artística no consiste en representar una cosa bella, sino en la bella representación de una cosa