Recuérdame como la del mal genio, recuerdame. Recuérdame como la bruja amargada que chillaba y no coqueteaba cuando se necesitaba.
Por otra parte, los vampiros siempre son hombres. Y lo mismo ocurre con los duendes. Y los dos son peligrosos. Pero ninguno de los dos es ni la mitad de peligroso que una bruja de verdad.
Tan capaz es nuestro entendimiento para entender las cosas altísimas y clarísimas de la naturaleza, como los ojos de la lechuza para ver el sol.