América es un gran perro amigable en un pequeño cuarto. Cada vez que mueve la cola, golpea una silla.
Podemos observar en la república de los perro que todo el estado disfruta de la paz más absoluta después de una comida abundante, y que surgen entre ellos contiendas civiles tan pronto como un hueso grande viene a caer en poder de algún perro principal, el cual lo reparte con unos pocos, estableciendo una oligarquía, o lo conserva para sí, estableciendo una tiranía
Jamás la falta de fe o el descreimiento han dicho una mentira o apretado el gatillo de un arma
Poesía... Tristeza honda y ambición del alma ¡cuándo te darás a todos... A todos, al príncipe y al paria, a todos... ¡Sin ritmo y sin palabra!
¿De qué tiene miedo? Aquí solamente estamos nosotros, el viento y los perros. La lista de los testimonios tranquilizadores no era, a decir verdad, muy feliz: el viento es parlanchín por definición, y el príncipe era a medias siciliano. De absoluta confianza solamente eran los perros y sólo porque estaban desprovistos de lenguaje articulado.
Excepto mis amigos íntimos, nadie sospechaba siquiera que yo era gran maestro de ajedrez: ni durante los primeros meses de la guerra, cuando yo trabajaba de tecnólogo, ni posteriormente cuando ocupaba el cargo de ingeniero jefe de la fábrica. Me conocían sólo como ingeniero.
¡El comandante en jefe de las fuerzas armadas soy yo!
¿Burbujas? vamos Sharon! Soy el jodido Ozzy Osbourne, soy el príncipe de las jodidas tinieblas. Malvado! Malvado! ¿Que mierda hay de malvado en unas burbujas?
Pero el de barón parece que fue un titulo de los titulos galos, y significa gran hombre. Tales eran los hombres del rey o del principe que formaban su guardia personal en la guerra personal.
Jamás la falta de fe o el descreimiento han dicho una mentira o apretado el gatillo de un arma