El otoño es un andante melancólico y gracioso que prepara admirablemente el solemne adagio del invierno.
El campo del intelectual es por definición la conciencia. Un intelectual que no comprende lo que pasa en su tiempo y en su país es una contradicción andante y el que comprendiendo no actúa tendrá un lugar en la antología del llanto pero no en la historia viva de su tierra.
La ruborosa cara del cielo despierta el oasis para el nómada amor.