A veces, mejor que combatir o querer salir de una desgracia, es probar a ser feliz dentro de ella, aceptándola.
Cada cosa que uno alcanza elimina un motivo para querer alcanzar algo más. ¿Quiero ser un gran escritor? ¿Quiero ganar el Premio Nobel? No si es demasiado trabajo. Qué diablos, les dan el Premio Nobel a demasiados mediocres para que me interese. Además, tendría que ir a Suecia y ponerme un frac y pronunciar un discurso. ¿El Premio Nobel vale todo eso? Diablos, no.
El deber no es otro que sentir lo grande, adorar lo bello y no aceptar, con las ignominias que nos imponen, todos los convencionalismos sociales.
Una cosa es adorar imágenes, utilizarlas para enseñar con su ayuda lo que debe ser adorado es otra. La escritura es para los letrados lo que las imágenes para los ignorantes que a través de ellas ven lo que han de aceptar, leen en ellas lo que no saben leer en los libros.
El necio no sabrá apreciar ni el sabor de una flor ni el olor de una fruta.
Para aquellos que no conocen las matemáticas, es difícil sentir la belleza, la profunda belleza de la naturaleza... Si quieres aprender sobre la naturaleza, apreciar la naturaleza, es necesario aprender el lenguaje en el que habla.
La dicha más hermosa del hombre que piensa es haber escrutado lo escrutable y venerar serenamente lo inescrutable.
venerar la realidad sin formas, mediante pensamientos no pensados, es la mejor manera de venerar. Pero si alguien es incapaz de venerar a Dios sin darle formas, la veneración de formas es aceptable. La veneración sin formas sólo es posible para personas que se han desprendido del ego.
El verdadero hombre siente su superioridad al reverenciar lo que realmente le supera. El corazón no abriga sentimiento más noble ni bendito.
Casarse de nuevo no es ningún insulto a la honra del difunto; cualquier mujer puede reverenciar la memoria del marido muerto y al mismo tiempo ser feliz en compañía de un segundo esposo.
El deber no es otro que sentir lo grande, adorar lo bello y no aceptar, con las ignominias que nos imponen, todos los convencionalismos sociales.
... la obsesión más antigua del hombre: la de ser amparado, la de adorar a algo superior, a alguien superior, que a él le conviene que exista para no quedar absolutamente solo...
La primera condición de la humana bondad es alguna cosa que amar; la segunda, alguna cosa que reverenciar
El diseño y la arquitectura se hallan en una profunda crisis. Corren el peligro de hacerse cómplices de las modas. Ya no se derivan del argumento y el razonamiento fundado, como la ciencia y la técnica, sino de la veleidad, del azar estético de que en cada momento se dé en reverenciar un arte y fustigar otro.