El deber del gobernante no consiste en agrandar su país, sino en hacerlo más fuerte.
Las pequeñas doctrinas humanas, que sólo tienden a enorgullecer y a magnificar a unos pocos, no deberían ser sustituidas por el credo redentor mundial de Cristo.
Y he de añadir que finalmente los vikingos también perdieron la guerra, al igual que Sauron y los Orcos- y no me molesta apoyar a los perdedores. Siempre he creído que se debe hacer lo correcto sin tener en cuenta las consecuencias, así que si estaba luchando por una causa perdida eso no tiene importancia. Prefiero morir luchando por lo que creo que vivir por cualquier otra cosa.
Los Episcopales no le exigen mucho a sus creyentes en materia de creencias religiosas. Ellos tienen mujeres sacerdotisas, sacerdotes homosexuales, obispos homosexuales, matrimonios homosexuales -- muy parecido a lo que ves en el Consejo Editorial del New York Times... Si, ellos reconocen los Diez Mandamientos pero se apresuran a añadir que no hay que tomarlos literalmente.
No puedo estar sin leer, lo cual implica que sí, que me aportan algo esencial y vital. Aunque sólo sea la posibilidad de viajar muchísimo más lejos, de expandir la mente, de soñar con infinitas posibilidades.
Goethe le concede a Shakespeare que suya es la idea original de que la función del teatro es expandir las capacidades cognitivas e imaginativas del público, pero sólo obstaculizándolas. Por eso, según Goethe, Shakespeare no se acaba nunca.
Disfruté de Pelé, de Maradona, y disfruto de Messi. Participar de comparaciones me parece que no tiene como objetivo engrandecer al elegido, sino empequeñecer al descartado. Los tres son admirables.
Los narradores de historias de las ciudades falsean de tal manera la vida, que la hacen aparecer dulce a los ojos de los perezosos, de los estúpidos y de los débiles, y eso sólo contribuye a reforzar sus flaquezas, sin enseñarles nada, ni hacerles el menor bien, ni engrandecer su corazón.