La senectud nos traza más arrugas en el espíritu que en el rostro.
La palabra de la ancianidad es muchas veces oráculo.
Verdaderamente es venerable aquella ancianidad que no por las canas, sino por los méritos, blanquea.
Si uno ve la presente liberalización como la creciente decrepitud del régimen más que su regeneración, entonces el resultado lógico será su muerte, la cual sería seguida por la anarquía.
Estás pensando le dijo- que tengo una cara avejentada y cansada. Piensas que hablo de poder y que ni siquiera puedo evitar la decrepitud de mi propio cuerpo. ¿No comprendes Winston, que el individuo es sólo una célula? El cansancio de la célula supone el vigor del organismo. ¿Acaso te mueres al cortarte las uñas?
Tal vez la antigüedad ha sido inventada para que se puedan ganar la vida los profesores.
Quien ha nacido en nuestros días y retorna a los modos de la antigüedad es un estúpido y labra su propia desgracia.
Al envejecimiento debemos ir poniendo por dentro como el melocotón, aunque por fuera nos vayamos asemejando a una ciruela pasada. Si no ¿de que vale?