¿Qué es lo que realmente posees y lo que has adquirido en esta vida? ¿Qué perlas has sacado de las profundidades del mar? En el día de tu muerte tus sentidos físicos desaparecerán. ¿Tienes la luz espiritual que ilumine tu corazón? Cuando en la tumba tus ojos se llenen de polvo ¿brillará tu sepultura intensamente?
Aquel que puede negar a Dios ante una noche estrellada, ante la sepultura de sus seres más queridos, ante el martirio, es o un gran infeliz o un gran culpable.
No pasa de ser un pobre ratón el que solamente conoce un agujero para escapar
Sin tener qué decir, pero profundamente destrozado, mi espíritu vacío llora su desventura de ser un soplo negro para las rosas blancas, de ser un agujero por donde se destruye la risa del amor, cuyos dos labios son la mujer y el hombre.
Lo que me interesa del fascismo es justamente que es un hoyo negro de la voluntad. Es un sistema que no necesariamente es único, pero absuelve la brutalidad, absuelve la falta de moral y absuelve la decisión propia. En ese mundo puedes permitir una acción brutal en base a un consejo colectivo, eso es lo que me asusta.
Todo lo que quiero es que me caven un hoyo y que mi tumba diga: aquí cayó un loco del ajedrez. No jugaba bien, pero le gustaba jugar. Nunca pudo enfrentarse a un campeón. Murió como vivió: esperando.
Pero cuanto más se abren ante mí las tinieblas del fascismo, más claro veo que lo humano es indestructible y que continúa viviendo en el hombre, incluso al borde de la fosa sangrienta, incluso en la puerta de las cámaras de gas.
Manos enjoyadas del rubí de mi deseo, la perla de mi tristeza y el diamante de mi beso: llevad a la fosa misma un pétalo de mi cuerpo, manos que sois la vida, manos que sois ensueño.
Todo el mundo tiene una religión. Tenemos receptores de religión en las neuronas, o algo así, y nos agarramos a cualquier cosa que llene ese nicho para nosotros.
Cuando yo empecé el cómics era todavía un nicho por explorar, la gente se escondía para leerlo. Hoy día ya es parte importante de la cultura pop, se encuentra reconocido y se lo aprecia de manera universal.
¡Que lo metan en un cajón y lo embarquen en un avión viejo, junto con la familia, que el entierro lo hagan en otra parte, en Cuba... si no vamos a tener una pelota pa' el entierro! ¡Si ese gallo hasta para morir tuvo problemas!
La fascinación por el teatro entró en mi alma gracias a tres acontecimientos que marcaron profundamente mi alma infantil: participé en el entierro de un bombero, vi un ataque epiléptico y escuché cantar al príncipe chino.