La ciudad de Nueva York es un gran monumento al poder del dinero y la codicia... Una carrera en pos de la renta.
Donde rompen los amantes para siempre queda el monumento de su despedida. Lo volverán a ver intacto y marmóreo cuantas veces pasen por este sitio.
El cuerpo humano es el sepulcro de los dioses.
¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la Unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro
De la cuna a la tumba sólo hay un paso
Dios ha de concederme bastante fortaleza para no descender a la tumba sin dejar a mi Patria libre, independiente y triunfante.
¿Qué culpa tengo yo de tener una memoria de colodión, que lo que miro se me queda grabado?
El paso del tiempo condena al olvido la memoria de un país.