Querría flagelar con todas mis fuerzas a los que se ríen de la castidad como de una tontería, a los que se burlan de la virtud como de una debilidad y creen que un libertino tiene más carácter que un monje.
El libertino más ramplón ha soñado alguna vez con sultanas, y todos los notarios llevan dentro de sí las ruinas de un poeta