Una blandura que no enternece, una energía que no fortalece nada, una concisión que no dibuja ningún tipo de rasgos, un estilo del cual no emanan ni sentimientos ni imágenes ni pensamientos no posee ningún mérito.
Reinaba entonces en el ejército español un pundonor llevado hasta la más excesiva delicadeza y mi padre exageraba aún este exceso, cosa de que no puedo culparlo, pues el honor es, ciertamente, el alma y la vida de un militar.
No es impropio el llanto en las grandes almas, antes bien indica el consorcio fecundo de la delicadeza en sentimientos con la energía de carácter.
No soy débil, sino fuerte. ¡Te quiero, sí! No me importa decirlo, aunque ayer lo negase. Pero no te necesito. Ahogaré mi cariño dentro de mí, cueste lo que cueste. Sin fe, sin alegría, solo y sin prodigios...Resistiré.
Idea en tu imaginación una madre llena de cariño para con sus hijos; pues así has de ser tú para con esas niñas.
Bien, aquí tienes la caja que querías. Dentro he guardado casi todo lo que tengo, y todavía no está llena. En ella hay dolor y pasión, buenos y malos sentimientos y buenos y malos pensamientos, el placer del proyecto, algo de desesperación y el gozo indescriptible de la creación. Y, por encima de todo, la gratitud y el afecto que siento por ti. Y aun así la caja no está colmada.
Los celos son una ceguera que arruina los corazones; quejarse y querellarse no representan signos de afecto sino de locura y malestar.
Cierto es que como grupo, mucho nos ha faltado una profunda reflexión acerca de que somos un país pobre, muy pobre! que demanda del liderazgo político total respeto a la institucionalidad, apego irrestricto a principios básicos como la democracia, la justicia, la tolerancia y la aceptación de que sin excepción estamos sometidos al imperio de la ley.
La gente acaba por dejar marchar a los muertos, por mucho apego que les tenga, cuando nota que su propia supervivencia está en juego y que son un gran lastre.
Difícil es decir cuánto concilia los ánimos humanos la cortesía y la afabilidad al hablar.
La afabilidad y la indulgencia verdadera son frutos raros de la reflexión, de la experiencia y de la razón
Las lágrimas enseñan a arrepentirse de las faltas propias y a compadecer a los demás, y a verter un poco de la miel y el aceite que se tiene en el corazón sobre las heridas de la humanidad
Nuestro amor fue un amor del momento, mi cariño fue un ave de paso y tu beso de miel y de raso fue un vaso sagrado que no olvidaré.
Si cultivas con excesivo mimo el jardín secreto de tu alma, puede llegar a hacerse demasiado exuberante, a desbordar el espacio que le corresponde y, poco a poco, a invadir otras regiones de tu alma que no estaban llamadas a vivir en secreto. Y así puede ser que tu alma entera acabe convirtiéndose en un jardín cerrado y, pese a su esplendor y su perfume, sucumba a su propia soledad.
Si fuera a dispararle a un mimo usaría un silenciador.
Les diré cómo sobreviví. Les diré que en las malas mañanas, se siente imposible encontrar placer en algo porque tengo miedo de que pueda serme arrebatado. Ahí es cuando hago una lista en mi cabeza de cada acto de bondad que he visto a alguien hacer. Es como un juego. Repetitivo. Incluso un poco tedioso después de más de veinte años. Pero hay juegos mucho peores que jugar.
La bondad o la maldad de los actos la determina su fruto
Frente a los judíos, que son el pueblo más exclusivista de la tierra, se forjó nuestro sentimiento de catolicidad y de universalidad, que es el principal culmen de nuestra raza
La vergüenza, sin embargo, era un sentimiento que había abandonado a Nate hacía años. Los adictos no la conocen. Se deshonran tantas veces que acaban inmunizándose contra ella.
Alrededor del arte hay mucha mentira. Se dice hay que sentir el arte. No. Hay que estudiar. Mientras que más estudias, tu sensibilidad va a ser más refinada, más culta.
Otro medio de sentirnos en los otros, en los que vivieron antes que nosotros y en cuya vida se anticipó a nuestra. Es un pasado que se estudia tocando en los puntos álgidos, un pasado que se acomoda con la vida de cada uno, una aventura de sensibilidad y no solamente un esfuerzo de investigación por los archivos.
La humildad no es cobardía. mansedumbre no es debilidad. La humildad y mansedumbre son realmente poderes espirituales.
La pasividad y la mansedumbre no implican bondad, como la rebeldía no significa salvajismo