La Quisición podía actuar sin posibilidad de error. La sospecha era una prueba. ¿Cómo podía ser de otra manera? El Gran Dios nunca hubiese considerado adecuado introducir la sospecha en las mentes de Sus exquisidores a menos que fuese justo que debiera estar allí.
El talento humano se atrofia cuando no puede introducir un elemento de juego en el ámbito del deber.
Entonces la persona habrá conseguido un sentimiento de su propia pequeñez e insignificancia ante la grandeza del universo y de los propósitos de Dios respecto a éste... Reconocerá que hay propósitos que oscilan en arcos mucho mayores que su diminuto orbe, y procurará ponerse en armonía con ellos. Sin entregarse al sentimentalismo, se dará cuenta de que depende de Dios.
El sentimiento tiene casi siempre ideas justas, porque no hay tiempo para entregarse a reflexiones sutiles.
A veces uno es incapaz de pensar en las situaciones dolorosas, incapaz de concentrarse en ellas. El cerebro se escabulle, prefiere cambiar de tema. Era mi caso en ese momento.
Los pasos más importantes para llegar a concentrarse es aprender a estar solo consigo mismo.
La plegaria no es verbal. Proviene del corazón. sumirse en el corazón es plegaria, es la gracia.
El sujeto ha de pensarse como único fundamento, abstraerse del ente libre exterior y atribuirse a sí solo su actividad.