Lo peor fue limpiar las arañas de cristal. La semana pasada, la señorita Caroline le hizo limpiar cada maldita lágrima. Disculpe mi lenguaje, doctor. Pero esas arañas habría que echarlas abajo.
Los seres humanos no pueden permitirse el lujo de ser fanáticos de nada. Ni siquiera de la justicia o la lealtad. El fanático de la justicia termina por asesinar a un millón de indefensas personas para limpiar un espacio para sus tribunales de la ley. Si queremos sobrevivir en este planeta, debe haber compromisos.
La botánica no es una ciencia; es el arte de desecar plantas entre hojas de papel secante y de insultarlas en griego y en latín.
El amor es una gota celeste que los cielos han vertido en el cáliz de la vida para corregir su amargura
Y la miseria, impide que el pueblo boliviano celebre su aniversario patrio, porque mientras los Patiño, Aramayo, Hoschild, tienen dóciles servidores en los gobiernos que se apresuran a corregir las pocas conquistas sociales, el pueblo no tiene representantes ni mandatarios que se interesen por darles leyes de trabajo más humanitarias y más justas.
Pero esta información basada en el sentido común era muy difícil de programar. El ordenador cometía errores. Se añadían nuevas pautas para subsanar los errores. Aparecían nuevos errores y nuevas pautas. Al final los programas eran descomunales, millones de líneas de código, y empezaban a fallar por su pura complejidad.
Las depuraciones evidentemente nos han perjudicado. Hemos ganado jugando un partido con todo en contra. Le hemos ganado incluso al árbitro. En vez de depurar desde la Corte al pueblo, el pueblo debía depurar a la Corte. Si yo fuera miembro de esa Corte, sería el primero en renunciar.
No se puede depurar la administración distrital a menos que los campesinos se alcen.