Lo mismo ocurre en los Estados llamados democráticos, donde el poder parece pertenecer a la masa, aunque en realidad es el Estado quien lo posee y lo ejerce: sólo que en ese caso el Estado es encarnado en, o representado por el conjunto de ciudadanos.
Es suficiente haber sido creado, haber encarnado un instante el espíritu infinito, tumultuosamente creador. Es infinitamente más que suficiente haber sido utilizado, haber sido un esbozo preliminar para una creación más perfecta.