En mi choza todo cuanto puedo ofreceros es que los mosquitos son pequeños.
La extraña belleza de la música Africana radica en que es capaz de levantar el ánimo aunque cuente una historia triste. Se puede ser pobre, vivir en una inmunda choza y haber perdido el trabajo, pero la música le da a uno esperanza.
Creo que escribiré una novela policiaca a la inglesa, sobre el portero Jones y dos hermanas ancianas en esa cabaña de techo a dos aguas, algo que tenga latín y música y muebles de época y un caballero auténtico; uno de esos libros en los que todos salen a dar largas caminatas.
La cabaña donde te despojabas de tu traje antes del baño se cambió para siempre en un cristal abstracto. Y en él está la oscura miel de la tarde, junto al balcón, y las pequeñas lechuzas, graciosas, y el olor de los arneses.
La pequeña pantalla es la barraca de feria donde el pueblo viene a ver las maravillas del mundo.
En tiempos de Moisés hubo, además de él, setenta hombres que profetizaron en el campamento de los israelitas.
Me gusta actuar, por ahora. Pero después de ver Apollo 13, lo que realmente quiero es ser astronauta. ¡Me muero por ir a un campamento espacial el próximo verano!
Los niños del año 2000 dirán que una granja es un lugar donde los pollos caminan
Un terrateniente rico no puede cultivar y mejorar su granja sin extender la comodidad y el bienestar a su alrededor. Los cultivos ricos y abundantes, con una población numerosa y un paisaje rural próspero son las recompensas por sus esfuerzos
¿Preguntas, Dino, qué me produce mi finca de Nomentano? Óyelo: el placer de no verte
Las masas, por el contrario, no pretenden el aumento de las oportunidades de éxito de los individuos. Lo que exigen no es el status del colono, sino el lugar del colono. Los colonizados, en su inmensa mayoría, quieren la finca del colono. No se trata de entrar en competencia con él. Quieren su lugar.
Liberar al mundo de toda clase de charlatanes es realmente obra muy digna de ser realizada. Son los tales la plaga única del mundo, y sin ellos dejaría de ser un mundo diabólico, miserable y maldito, comenzando a convertirse en un mundo divino, estancia de un bienestar siempre creciente.
Había perdido el dominio de sí mismo (...) Su manera de moverse por la estancia me hacía pensar en esos pollos que siguen andando después de que los han decapitado.