No nos es tan querido lo duradero, inmóvil: piedra preciosa con un fuego frío, pesada barra de oro refulgente; y las mismas estrellas extrañas, alejadas, no parecen iguales a nosotros, seres transitorios, pues la hondura del alma no la alcanzan.
Un entrenador no es mejor por sus resultados ni por su estilo, modelo o identidad. Lo que tiene valor es la hondura del proyecto, los argumentos que lo sostienen, el desarrollo de la idea. No hay que juzgar la idea, sino el sustento. Yo puedo valorar proyectos antagónicos. Lo que nunca se puede hacer es sustituir las convicciones.
Puede haber hadas en el fondo del jardín. No hay ninguna prueba de que sea así, pero tampoco puedes probar que no haya ninguna, de modo qué... ¿Deberíamos ser agnósticos con respecto a las hadas?
Ahora empiezo a meditar lo que he pensado, y a verle el fondo y el alma, y por eso ahora amo más la soledad, pero aún poco.
Mañana es el mote del diablo, el favorito refugio de la inepcia y la pereza, la sima que se traga los proyectos esbozados y las resoluciones demoradas
Se volvió a gusano mariposa, cansada de volar y no poder arrastrarse al centro de las cosas
El matrimonio monógamo de por vida es el núcleo de la familia coercitiva; ésta, a su vez, como ya lo hemos visto, es el centro de formación ideológica de todo miembro de la sociedad autoritaria: de ahí, la significación e importancia política del matrimonio
Un hombre no está bien hasta que sea feliz, sano, y próspero; y la felicidad, la salud, y la prosperidad son el resultado de un ajuste armonioso del interior con el exterior del hombre.
Un país no es grande solo por las dimensiones de su Producto interior Bruto, sino también por el sistema de valores que promueve.
Al parecer, los holandeses esperaban que presentáramos batalla allí, pero el escenario nos era adverso: nuestros barcos eran de mayor calado que los suyos, y durante la contienda anterior el Charles se había ido a pique en aquellos bancos de arena.
En este mismo instante yo te amo. Amo tu voz, tu amor, tu pelo, y sin embargo no sabría decirte por qué llevo tu rostro calado entre mis huesos...