Hay que dejar que las espintas de las dificultades ciñan nuestra cabeza y que la lanzada de la contradicción traspase nuestro corazón. beber la hiel y tragar el vinagre... puesto que Dios así lo quiere
Y nos bebimos la noche y comprendimos bebiendo que es tan grande el querer que nos da de beber y seguimos sedientos.