Desde 1812 ha habido nueve constituciones y España siempre ha sido una nación ¿A dónde vamos a volver? ¿A tres siglos atrás? España es una nación desde siempre, es el pueblo más viejo de Europa y así se ratificó en 1978, lo que se votó además mayoritariamente en Cataluña.
Este voto la humanidad lo debe a los cientos de millares de personas que, sin culpa propia alguna, a veces sólo por razones de nacionalidad o de raza, se ven destinados a la muerte o a un progresivo aniquilamiento.
Nuestro país es el mundo, nuestros compatriotas la humanidad. Amamos a la tierra de nuestro nacimiento, solo como amamos a otras tierras. Los intereses, derechos, y libertades de los ciudadanos americanos no son menos estimados por nosotros que aquellos que lo son para la raza humana. De esta forma no podemos permitir una apelación al patriotismo, para vengar cualquier insulto o herida nacional.
Con constante oración y súplica pediremos al Hacedor de todas las cosas, conserve íntegro el número contado de sus escogidos en todo el mundo, por su amado Hijo y Siervo, Jesucristo Para conocerte a Ti, el solo Altísimo en las alturas Tú sólo eres el bienhechor de los espíritus y Dios de toda carne.
Es preciso que tú y yo tomemos la resolución de no faltar nunca a la oración diaria. Digo: diaria, hijas mías, pero si pudiese, diría: no la dejemos nunca
Le había pedido que lo hiciera otra vez y otra. Que me lo hiciera. Lo había hecho. Lo había hecho en la untuosidad de la sangre. Y, en efecto, había sido hasta morir. Y ha sido para morirse (El amante).
La buena noticia es que he conocido a Kate Moss y me ha pedido mi teléfono. La mala, es que creo que piensa que tengo algo que ver con los sistemas de alcantarillado.
A quien en la ciudad estuvo largo tiempo confinado, le es dulce contemplar la serena y abierta faz del cielo, exhalar su plegaria hacia la gran sonrisa del azul.
¡Es tan hermoso ver los pinos destacándose contra el rosado cielo y el huerto blanco y la Reina de las Nieves! ¿No es delicioso el aroma de la menta? Y la rosa...Es un canto, una esperanza y una plegaria a un tiempo.
La fuerza de una nación, depende en última instancia de lo que puede hacer por su cuenta, y no de lo que puede pedir prestado.
La propia ciencia, no importa si intenta la búsqueda de la verdad o simplemente la necesidad de obtener el control sobre el mundo exterior, para aliviar el sufrimiento, o para prolongar la vida, es en última instancia una cuestión de sentimiento, o mejor dicho, de deseo: el deseo de conocer o el deseo de realizar
El anarquista que pretende mejorar el mundo es un fenómeno que carece en absoluto de sentido. Lo más grotesco de él es su frecuente pretensión de tener razón, mientras el universo está equivocado
La variedad de las pretensiones no tiene fin. Hasta existe quien tiene la pretensión de no tenerlas.
Cuando lo clásico se produjo llevaba las señales de la aventura. Este hecho lo ignoran los clasicistas con su protesta contra los románticos que emprenden el desarrollo de nuevos valores, con frecuencia sin poseer los medios para su creación. Lo que es clásico ahora lo es a causa de la perfección de la aventura y no por su ausencia.
No se protesta absolutamente nada por todo el problema social generado por Zapatero.
Dispuestos a no abandonar ni un instante la obra grandiosa que hemos emprendido, llegaremos resueltos hasta el fin, aceptando ante la civilización y ante la historia, las responsabilidades de este acto de suprema reivindicación
El reguero de pueblos que ha presenciado nuestros esfuerzos contestará con voces de clarín anatematizando a la legión de traidores científicos que aun en las pavorosas sombras de su derrota, forjan nuevas cadenas para el pueblo o intentan aplastar la reivindicación de esclavos, de parias, de autómatas y de lacayos
Como mi llamamiento es alto, las obligaciones que me incumben también son fuertes, y me temo que en mi gobierno pueda haber deficiencias
Hago un llamamiento a la destrucción de la idea de dios