Con armas en mi alma, balas de amor, fuego de fe, en pie de guerra ante el enemigo que no se deja ver.
Las obras maestras de los grandes escritores y sobre todo, las poéticas deben traducirse al pie de la letra para que sean al menos un reflejo (directo) del original, y no una bella infiel, como se ha dicho de algunas versiones bellamente ataviadas, que las disfrazan.