No es menos importante enseñarles a los niños a examinar todas las personificaciones, todas las metáforas, todas las abstracciones que encontrasen en los artículos que leyesen o en los discursos que escuchasen. Deben aprender a traducir todas esas palabras desprovistas de contenido en términos que se refieran a la realidad concreta contemporánea.
Y no es que yo fuese un cínico, sino que me gusta la imparcialidad a la hora de examinar las cosas: en aquel momento aún era así. Jamás había pensado, por ejemplo, que el universo hubiera empezado a existir sólo por complacerme cuando yo llegué al mundo. Tampoco se me había ocurrido que a una mujer no le hubiese estado permitido vivir ningun tipo de vida hasta conocerme