Amad pues la Razón: tan sólo en ella han de buscar vuestros escritos su brillo y su valor. La mayoría de los escritores se deja arrastrar por un ardor insensato a buscar sus ideas lejos del sentido común. ¿Creerán tal vez rebajarse en sus versos monstruosos, si pensasen lo que otro ya pensó? Evitemos estos excesos y dejemos para Italia la deslumbrante locura de las falsas pedrerías
¡Qué mezquino el corazón que no sabe amar! Si no estás enamorado, ¿cómo puedes gozar con la deslumbrante luz del sol o la suave claridad de la luna?
Tan sólo el cegador instante de la pasión -la pasión libre, no cohibida, irresistible-, esa es la única salida por la que podemos huir de la miseria de lo que los esclavos llaman vida
Nunca debemos avergonzarnos de nuestras lágrimas, porque son la lluvia que limpia el polvo cegador de la tierra a que a veces cubre y mancilla nuestro endurecido corazón.
Y que tus pies transitan abriendo huellas indelebles donde puede leerse la historia del mundo y el porvenir del universo y ese ligarse luminoso de mi vida a tu existencia.
Tal vez, no hayas existido nunca y seas sólo un sueño luminoso de mi espíritu; pero tú eres un sueño más real que eso que los hombres llaman Realidad. Lo que ellos llaman así, es sólo una máscara oscura tras de la cual se asoman y miran los ojos de sombra del misterio, y tú eres el misterio mismo.
¡Qué mezquino el corazón que no sabe amar! Si no estás enamorado, ¿cómo puedes gozar con la deslumbrante luz del sol o la suave claridad de la luna?
Tigre, tigre, fuego deslumbrante en las selvas de la noche ¿qué mano inmortal, qué ojo pudo trazar tu terrible simetría?
Nunca debemos avergonzarnos de nuestras lágrimas, porque son la lluvia que limpia el polvo cegador de la tierra a que a veces cubre y mancilla nuestro endurecido corazón.
Tan sólo el cegador instante de la pasión -la pasión libre, no cohibida, irresistible-, esa es la única salida por la que podemos huir de la miseria de lo que los esclavos llaman vida
Un elevado conocimiento está sólo a medias en el círculo luminoso del intelecto; la otra mitad tiene sus raíces en el oscuro suelo de lo más recóndito; de suerte que un gran conocimiento es ante todo un estado de ánimo y sólo en su punta más exterior está el pensamiento, como una flor.
Y que tus pies transitan abriendo huellas indelebles donde puede leerse la historia del mundo y el porvenir del universo y ese ligarse luminoso de mi vida a tu existencia.