Chica yo no pretendo que te enamores solo portarme bien para meterme en el Eden y luego que no falten chicas que soben a este joven.
¿Y el hombre? Nada por sí mismo, no será más que una parte de un todo, y es entonces cuando habiendo perdido la vanidad de su pequeño y mezquino individualismo, ¡será feliz en este edén que él habrá creado!