La moza que piensa es tan estúpida como el hombre que se pinta.
Pájaros con muchas plumas no se pueden mantener; los escribanos con una mantienen moza y mujer.
Generalmente se quiere gozar de una muchacha como quien saborea una copa de champagne en el momento que espumea.
No creemos en ninfas ni tritones. La poesía tiene que ser esto: una muchacha rodeada de espigas o no ser absolutamente nada.