Vivir me parece un error metafísico de la materia, un descuido de la inacción.
Uno puede ser llamado en cualquier momento a librar una dura batalla; si se muere habiendo descuidado su pulcritud, se da muestra de una relajación general de las buenas costumbres y uno se expone al desprecio y al descuido del adversario. Esta es la razón por la cual los viejos y jóvenes Samuráis han aportado siempre un gran cuidado en su presentación.
¿Vender yo la mitad de México?, ¡Por Dios! cuando aprenderán los mexicanitos que si este barco se hundió no fue solo por los errores del timonel, sino por la desidia y la torpeza de los remeros.
No hay desarrollo ahí donde las políticas son improvisadas, donde reina la ocurrencia, o donde el miedo y la desidia llevan a repetir incansablemente las estrategias del pasado.
Ni la incuria puede envilecer a las almas fuertes, ni la riqueza elevar a los espíritus mezquinos
Era el pueblo de Mayo quien sufría, no ya el rigor de un odio forastero, sino la vergonzosa tiranía del olvido, la incuria y el dinero. El mismo pueblo que ganara un día su libertad al filo del acero tanteaba el porvenir, y en su agonía le hablaban sólo el Río y el Pampero.
Si en la vida práctica la dejadez se hace visible por el no hacer, en la vida intelectual se caracteriza por no prestar atención.
El abandono y la humillación es lo que más estrés nos provoca.
Es deseable tener amigos cuando surge una necesidad; feliz aquel que está contento con cualquier cosa que haya; el mérito obtenido es agradable (consolador) cuando el fin de la vida se avecina; feliz es el abandono de todos los sufrimientos.
La tradicional lucidez de los depresivos, descrita a menudo como un desinterés radical por las preocupaciones, se manifiesta ante todo como una falta de implicación en los asuntos que realmente son poco interesantes. De hecho, es posible imaginar a un depresivo enamorado, pero un depresivo patriota resulta inconcebible.
Sólo el motivo constituye el mérito de las acciones; y el desinterés les da la perfeccion.
Recuerden las mujeres que dispersas las fuerzas se debilitan y que para conseguir el bien común necesario es sacudir la apatía y elevarse por encima del bienestar del momento presente.
La emoción es la principal fuente de los procesos conscientes. No puede haber transformación de la oscuridad en luz ni de la apatía en movimiento sin emoción
Su ejemplaridad fue máxima cuando creyó que resistir en la Moncloa era un mal servicio a España. Su decisión no fue hija de la desgana de poder, porque en pocas personas se habrá dado tanta y tan noble ambición de Gobierno como en Adolfo Suárez.
Comer con desgana convierte el alimento en repulsivo manjar.
Es imposible gozar totalmente de la indolencia si no se tienen muchas cosas que hacer
Pensamiento y estudio son igualmente necesarios para la felicidad de un país y para la vida de una ciudad. En el primero previenen las inquietantes sensaciones de indolencia y permiten el placer sublime de crear para la belleza; en la segunda, hacen que la disipación no sea objeto de necesidad y, consecuentemente, de interés.
La indiferencia endurece el corazón y es capaz de eliminar cualquier rastro de afecto
La indiferencia es una forma de pereza, y la pereza es uno de los síntomas del desamor. Nadie es haragán con lo que ama.
Si en la vida práctica la dejadez se hace visible por el no hacer, en la vida intelectual se caracteriza por no prestar atención.
¡S'ha enganchao, s'ha enganchao, s'ha enganchao; en la puzolana! ¡Ahí está el milagro! (Cuando Lewis Hamilton abandonó en el GP de China de 2007).
Es deseable tener amigos cuando surge una necesidad; feliz aquel que está contento con cualquier cosa que haya; el mérito obtenido es agradable (consolador) cuando el fin de la vida se avecina; feliz es el abandono de todos los sufrimientos.
La indiferencia es una forma de pereza, y la pereza es uno de los síntomas del desamor. Nadie es haragán con lo que ama.
El azote, hijo mío, se inventó para castigar afrentando al racional y para avivar la pereza del bruto que carece de razón; pero no para el niño decente y de vergüenza que sabe lo que le importa hacer y lo que nunca debe ejecutar, no amedrentado por el rigor del castigo, sino obligado por la persuasión de la doctrina y el convencimiento de su propio interés.
La total ceguera espiritual para todo lo bello que hoy se extiende tan rápidamente por todas partes, es una enfermedad mental que debe ser tomada en serio aunque más no sea porque es correlativa de una insensibilidad frente a lo éticamente execrable.
En orden de mostrar un próspero respeto por tu futuro, debes a veces mostrar insensibilidad por tu pasado.
El arte pertenece a un sistema que siempre resulta inocente mientras que la acción política tiene como principio fundamental la responsabilidad (...) El problema es que la situación política moderna ha empezado actuar con la irresponsabilidad propia del arte.
Uno puede apuntarse a eso, el proceso de paz. Pero creo que es una enorme irresponsabilidad apuntarse a eso. Ya no se trata sólo de la irresponsabilidad o de la ilegalidad, que a algunos no parece preocuparlos. Estamos ante un problema de eficacia. Quien negocia, pretende ceder. En estas circunstancias, pierde siempre.
Nunca debe cometerse la imprudencia de demandar al presente lo que el porvenir nos aportará con menos esfuerzo.
Como has cometido la imprudencia de confiar a personas ajenas este asunto, que era un secreto exclusivo de la dirección, ya no es posible ocultarlo. Circularán toda clase de rumores que las malas lenguas de la población se encargarán de alimentar y abultar. Es indispensable que lo desmientas públicamente.
La inactividad sólo apetece cuando tenemos demasiado que hacer.
Así como el hierro se oxida por falta de uso, también la inactividad destruye el intelecto.
Nada causa tanto pesar al espíritu humano como el que, después de una rápida sucesión de acontecimientos que le llevan a un estado de congoja, se sucedan la mortal calma de la inacción y la certeza de lo irremediable, condiciones que le privan de experimentar tanto el miedo como la esperanza.
¿Podré permanecer inactivo? Mi acción o inacción tiene un alcance eterno para tantas almas...
Ella lo miraba con una mirada intensa en la que había incomprensión y anhelo como pidiéndole al mismo tiempo que no se fuese y que no dejase de partir por aquello de que todo era imposible entre ambos
Esta incomprensión lo hace reaccionario, pues los llamamamientos a la sociedad y al Estado, es decir, a los ideólogos y los políticos de la burguesía, sólo pueden desorientar a los socialistas y tomar por aliados a los peorers enemigos del proletariado, sólo pueden frenar la lucha de los obreros por la emancipación en lugar de contribuir a intensificar, esclarecer y organizar mejor esta lucha.
No tildemos de mala suerte, a lo que sólo es indiferencia y flojera
¿Cómo podéis comprar o vender el cielo, el calor de la tierra? Esta idea nos parece extraña. No somos dueños de la frescura del aire ni del centelleo del agua
Felicidad, no supe hasta este día que como un abanico entre sus pliegues guarda en sí ese paisaje deseado del aire, tú en ti misma te encerraras, sin que el hombre cansado consiguiera ver llegar a sus sienes la frescura de tu aliento.
Vemos que el Sagitario era signo de la Contemplación, Estudio y buen Impulso, con su séquito y servidores, que tienen por objeto y sujeto el campo de la Verdad y del Bien para formar el Intelecto y la Voluntad, de donde queda muy lejos la Ignorancia afectada y la despreocupación vil.
Nunca debe cometerse la imprudencia de demandar al presente lo que el porvenir nos aportará con menos esfuerzo
Y cuando la imprudencia y la delación pusieron alguna vez al indio en la alternativa de batirse a muerte o entregarse, él no vaciló jamás en jugar serena y valientemente su vida, arremetiendo con tal pujanza y furia que todo que todo cedía a su paso; y siempre supo escapar dejando tras sí la admiración y la muerte.