Lo hace la flor simplemente enseña al mundo la lozanía de la cereza.
Las pasiones, bajo la elegancia y la serenidad de los modales, son más hondas y más despiadadas.
Son mis recuerdos de estos malos tiempos los que explican la serenidad de mi consejo a los jóvenes científicos de que tengan más de una cuerda en su arco y estén dispuestos a aceptar un no como respuesta, si las pruebas apuntan en esa dirección.
En cualquier comunidad donde los bienes se poseen por separado, el individuo necesita para su tranquilidad mental poseer una parte de bienes tan grande como la porción que tienen otros con los cuales está acostumbrado a clasificarse; y es en extremo agradable poseer algo más que ellos.
La confianza es la tranquilidad con que la mariposa se aposenta encima de un cocodrilo.
La insolencia es el escudo de la desvergüenza y la fortaleza de la cobardía
No preocuparse en absoluto de lo que la gente opina de uno mismo, no sólo es arrogancia, sino también desvergüenza
Vosotros compatriotas, que sabéis burlaros del mar con denuedo y bizarría, vais a cubriros de gloria, salvando al país y escarmentando el atrevimiento insolente de los malvados.
Sea lo que sea que puedas o sueñes que puedas, comiénzalo. El atrevimiento posee genio, poder y magia. Comiénzalo ahora.
El ingenio es la insolencia educada.
La insolencia es el escudo de la desvergüenza y la fortaleza de la cobardía
Hay quienes van más lejos. Incluso oyen el rumor de la lluvia, sienten las frías gotas en la espalda y en la nuca, miran el puente y a los hombres como si se vieran allí retratados, en esa carrera que nunca llega al fin de un camino sin fin eternamente por recorrer, y en su desfachatez creen que en realidad así es.
No abandones tu embarcación en el mar de la suerte, sigue remando, rema con desembarazo y reflexiona una vez más.
Dibujando de manera cómica me desembarazo de mis terrores.
Puede uno vivir todo lo retraído que quiera; pero al menor descuido se hallará convertido en deudor o en acreedor.
Uno puede ser llamado en cualquier momento a librar una dura batalla; si se muere habiendo descuidado su pulcritud, se da muestra de una relajación general de las buenas costumbres y uno se expone al desprecio y al descuido del adversario. Esta es la razón por la cual los viejos y jóvenes Samuráis han aportado siempre un gran cuidado en su presentación.
Eres el sol de los cielos de mi santidad; no dejes que la contaminación del mundo eclipse tu esplendor. Rasga el velo de la negligencia para que emerjas resplandeciente por detrás de las nubes y adornes todas las cosas con el atavío de la vida.
La vigilancia y la lucidez son los senderos de la inmortalidad. Los que vigilan no mueren. La negligencia es el sendero de la muerte. Los negligentes son como si ya estuvieran muertos.
Hoy vemos cómo la Iglesia está viva, en un momento en que muchos hablan de su declive. No regreso a la vida privada, a una vida de viajes, encuentros, recepciones, conferencias, etc... No abandono la cruz, sino que permanezco de una manera nueva ante Cristo Crucificado
El infortunio, el aislamiento, el abandono y la pobreza son campos de batalla que tienen sus héroes.
Vemos que el Sagitario era signo de la Contemplación, Estudio y buen Impulso, con su séquito y servidores, que tienen por objeto y sujeto el campo de la Verdad y del Bien para formar el Intelecto y la Voluntad, de donde queda muy lejos la Ignorancia afectada y la despreocupación vil.
Primero, creía que Zapatero se lo tomaba en serio. Después, pensé que no se enteraba. Y ahora pienso que tiene un morro monumental.
Sus pechos nadaron hacia mí como dos peces de morro rosado, y Brenda me permitió sostenerlos. Luego, en un instante, fue el sol quien nos besaba a ambos y ya estábamos fuera del agua, demasiado satisfechos mutuamente como para sonreír.
Hoy estamos anclados, soy gaviota, mi cara es marinero sin trabajo, y el corazón espera, espera un signo, la mujer que no está, mi amor sin ojos.
Y en el momento que vi tu cara buscando mi cara, la madrugada del 20 de enero saliendo del tren; me pregunté que sería sentir el resto de mi vida, y desde entonces te quiero, te adoro y te vuelvo a querer
Allí se levantaría enseguida, para su ronda matinal: pisar la tierra húmeda todavía del relente nocturno, respirar aire recién nacido, ver ensancharse la aurora por el cielo, escuchar los pájaros... Allí sí, pero aquí...