No existía más que la dignidad ultrajada, la libertad perdida, la dilapidación entronizada, la esclavitud constituida.
Odiar es un despilfarro de corazón, y el corazón es nuestro mayor tesoro.
Señores, es un torpeza pretender que en nosotros se corrija un vicio que ha crecido con la edad. Lo seguro es instruir a nuestra juventud en el modo de andar derechos, para que enmendando ellos este despilfarro enseñen después a sus hijos y se logre desterrar para siempre de nuestra posteridad este maldito modo de andar