Si en la lid el destino te derriba; si todo en tu camino es cuesta arriba, si tu sonrisa es ansia insatisfecha, si hay faena excesiva y vil cosecha, si a tu caudal se anteponen diques... Date una tregua ¡pero no claudiques!
Incluso arrastrándose en la arena la enredadera florece.
Tengo un hermano pequeño. Le gusta jugar a Chernóbil. Construye un refugio, cubre de arena el reactor...O se viste de espantapájaros y corre detrás de la gente y los asusta: ¡O-o-o...! ¡Soy la radiación! O-o... ¡Soy la radiación! Aún no había nacido cuando ocurrió aquello.