La aflicción que es aturdido y sin habla no está de moda: la mujer de hoy está de luto por su marido en voz alta y le explica toda la historia de su muerte, que aflige tanto, que no olvida el más mínimo detalle al respecto.
El acontecimiento fundamental del año 1933 vendría a probar, si es que esa prueba era necesaria, que el hombre no puede dejar de plantearse el tema de la sociedad buena, y que no puede tampoco liberarse de la responsabilidad de dar una respuesta, remitiéndose a la historia o a cualquier otro poder distinto de su propia razón.