Suelen hacer falta tres semanas para preparar un discurso improvisado.
No escatimar gastos para ahorrar dinero en este caso.
Nos quedaban provisiones. Pero nunca se comía hasta satisfacer el hambre. economizar era nuestro lema, economizar para el día siguiente. El día siguiente podía ser peor todavía.
Una palabra bien elegida puede economizar no sólo cien palabras, sino cien pensamientos
Estoy seguro de que incluso en la cámara de gas, cuando el fluido letal los estuviera ahogando y convirtiendo en terror la esperanza de sus corazones, el viejo doctor les susurraría en un último esfuerzo que todo estaba bien y que todo iba a salir bien, para ahorrar a sus pupilos, al menos, el miedo ante el paso de la vida a la muerte.
El hombre que sabe gastar y ahorrar es el más feliz, porque disfruta de ambas cosas.
Hay que estar preparado para todo. Y hay que evitar lo que no nos conviene.
Los espectros del hambre y la miseria se levantan tras nosotros, y para evitar que nosotros y nuestras familias seamos presas de sus terribles garras, corremos todos tras la fortuna, aunque la hayamos de conquistar, directa o indirectamente, en detrimento de nuestros semejantes
La juventud ama el honor y la victoria más que el dinero. En realidad, apenas se preocupa de éste, porque todavía no ha aprendido lo que significa carecer de él.
Los planes del mañana pueden carecer de sentido a menos que estemos plenamente conectados al presente. Dado que vivimos en el presente, y sólo en el presente, no hay más realidad que la realidad presente.
No escatimar gastos para ahorrar dinero en este caso.
Fallar en conocer la situación de los adversarios por economizar en aprobar gastos para investigar y estudiar a la oposición es extremadamente inhumano, y no es típico de un buen jefe militar, de un consejero de gobierno, ni de un gobernante victorioso.
El que no quiere economizar deberá agonizar.
William se preguntó porqué siempre le había caído mal la gente que decía sin ánimo de ofender. Tal vez porque les resultaba más fácil decirlo que evitar la ofensa en sí.
Si puedo evitar que un corazón sufra, no viviré en vano; si puedo aliviar el dolor en una vida, o sanar una herida o ayudar a un petirrojo desmayado a encontrar su nido, no viviré en vano.