La casa, dios mío, rodeada de petreles sobre el acantilado y los vapores del océano, de portones batidos por el viento y cortinas en pedazos, con el anuncio hotel central en semicírculo en la fachada y los tres de la policía secreta, siempre de negro, con el brazo en alto al modo nazi, que bebían, en la salita de estar, la malta de la mañana.
Las azaleas en el acantilado miran el reflejo en el lago del atardecer.
La poesía de sus costumbres y de sus creencias, de las que mucho se habla, la dejaron en la orilla del océano; acá solo trajeron malos hábitos, viveza y bellaquería, y si no nuestro Leonardo puede decir alguna cosa al respecto.
Siempre en tus retiradas no olvides dejar establecida una cabeza de puente en la orilla abandonada
La roca que ha de servir de fundamento a una congregación es la pobreza y las contradicciones. Ahora bien, a Dios gracias, tenemos abundancia de ambas cosas: todo lo cual me da pie para creer que edificamos con solidez y que Dios nos ha de bendecir.
Si hace una pregunta como ¿De qué color es el sueño?, o ¿Qué pesa más, una roca o un corazón entristecido?, no hay ninguna respuesta correcta que esté oculta. De hecho, la respuesta carece de importancia; las razones de la respuesta son mucho más interesantes.
Yo me duermo a la orilla de una mujer: yo me duermo a la orilla de un abismo
La poesía de sus costumbres y de sus creencias, de las que mucho se habla, la dejaron en la orilla del océano; acá solo trajeron malos hábitos, viveza y bellaquería, y si no nuestro Leonardo puede decir alguna cosa al respecto.
Los puertos de las desoladas villas marineras del oeste de Irlanda estaban llenos de naves de todos los tamaños, desde el buque de guerra hasta la pequeña barca de pescadores, que, varada sin tripulación, se pudría a la orilla del mar.
Y entre los oscuros pinos y la orilla plana, - ¡Oh, el viento, y el viento, para siempre! ¿Qué será del hombre?
Después de lo gozado y lo sufrido, después de lo ganado y lo perdido, siento que existo aún porque ya, casi a la orilla de mi vida, puedo recordar y gozar enloquecido: en lo que he sido, en lo que es ido...
Si has de hablar mal de alguien, no lo hagas, pero escríbelo: escríbelo en la arena, ¡cerca de la orilla del mar!