No hay nada más terrible, insultante y deprimente que la banalidad.
La tradicional lucidez de los depresivo, descrita a menudo como un desinterés radical por las preocupaciones, se manifiesta ante todo como una falta de implicación en los asuntos que realmente son poco interesantes. De hecho, es posible imaginar a un depresivo enamorado, pero un depresivo patriota resulta inconcebible.
No creo que tenga que ser necesariamente negro, pobre y depresivo para ser un hombre de blues