Desear lo mejor, recelar lo peor y tomar lo que viniere.
Mi error fue una buena lección que me enseñó a no confiar jamás en el principio de exclusión en el terreno científico
El tiempo me ha enseñado a no perder las esperanzas, pero a no confiar demasiado en ellas, son crueles y vanidosas, sin conciencia
Ya entonces tenía el hábito de escribir las cosas importantes y más tarde, cuando se quedó muda, escribía también las trivialidades, sin sospechar que cincuenta años después, sus cuadernos me servirían para rescatar la memoria del pasado y para sobrevivir a mi propio espanto....
Nadie puede sospechar cuantas idioteces políticas se han evitado gracias a la falta de dinero.